domingo, 6 de enero de 2008

Asi fue mi amor...


Tal vez creerás que nada ha de afectarme, pues no es así.
Me has dejado un vacío inexplicable, que se vuelve mas grande y me hace enmudecer mi corazón, mi estómago, mi voz; hasta mi mente queda inerte ante tu huida; no se muchas cosas y prefiero ignorarlas todavía si van a causar una mella aun mas grande en mi vida.
Quisiera un bálsamo que me alivie la herida y el dolor de no escuchar tu voz, de no verte y conformarme con las palabras exactas de tu boca; de no esperar los instantes y las horas al mediodía para amarte a escondidas, o una mañana planeada para nuestro encuentro…
No existe medicina ni ungüento que borre los recuerdos vividos, el corto tiempo y las pocas horas que pasé contigo, que fueron eternas en mi corazón.
Si logras entender algún día este amor, verás que toma la forma y el estado que decida, no lo gobiernan, ni lo impulsan, no lo derriban; es impetuoso, autónomo y cabal, al actuar y dirigir su destino.
Este es mi amor en su totalidad cuando se toca su más profunda fibra, cuando se funde en un lapso de paz, y fluye en una entrega desmedida.
Olvidar no podré, lo que fui yo contigo, se estancaba el tiempo, no existía espacio, gente, ni miedo…
Se transformó todo en mi ser, sobrevivió lo que se creyó muerto y sepultado en el alma, renació el lenguaje celestial y mitológico del romance, este amor bautizo una Ninfa que para nadie fui, hizo descubrir el secreto del placer y el gozo en una fusión de dos cuerpos que se situaron en un nivel de total armonía; esa energía que emana en mi trascendió en todo lo que hacía.
Angustia o decepción, no se explicar lo que siento, al saber que te marchaste sin decir un hasta luego, un adiós, o una frase de consuelo que apacigüe el corazón y no lo haga pensar mal, de que fuiste un ingrato o un rufián que ignoró este gran amor.