lunes, 28 de enero de 2008

A ti...




A ti, mi desconocido amigo, alguien sin rostro ni nombre, pero que quiero creer que existes en algún rincón del mundo.

A ti, que no sabes quien soy ni como soy, para el que no tengo edad, ni belleza, ni fealdad.

A ti, para el que no soy nadie, nada, que no puedes sentirme, que no puedes tocarme.

A ti… te sueño.

A ti… te elijo.

En ti quisiera volcar mi alma, mis esperanzas, mis deseos, mis pensamientos, mis inquietudes.

Hasta ti, elevo mis pulsiones, mis risas, mis llantos, mis ilusiones. Segura de que tú me comprendes, quiero que te empapes de mí. Quiero que ames mi alma, que la acaricies con tus palabras, con tus besos…

Que me sientas en el aire, que me aspires en los aromas del mundo, que te pierdas conmigo en recónditas playas, que nos emocionemos con Mozart, que subamos montañas, que nos mojen las aguas de todos los ríos, de todos los mares.

Quiero que aprendas a amarme… pero sobre todas las cosas… Quiero amar a través de ti.

Quiero crecer contigo, que me ayudes a ser mas grande, más verdad, más YO.

Sola, no puedo hacerlo.

Metida en el caparazón de mi caracol, no puedo ver lo bello, no puedo compartir, no puedo vibrar, no puedo sentir…

Me han hecho daño ¿Sabes? Y he gritado mucho y muy fuerte… ¡nadie me oye! Me he levantado muchas veces, con más fuerza cuanto más querían hundirme. La risa ha sido mi arma, el hermetismo, mi escudo. Los sueños… mi evasión, mi mundo.

Pero ha llegado la hora de buscarte. No me perdonaría no hacerlo ¡Te necesito!

Te necesito para no respirar tristeza, para sacudir de mí, esta desconfianza en el ser humano que me está invadiendo, que me está matando.

Te necesito para llenar mis ojos de sonrisas, para llenarme de ti. Para vivirte.

¿Dónde estás? Tengo que encontrarte, debo sacar lo mejor de ti y hacerte mío… Hacerme tuya, con lo mejor que tengo.

¿Me escucharás? ¿Me llegarán tus respuestas?

Te espero.