No quiero dejar de reír a tu lado, porque aprendí que la risa es parte del amor.
No quiero dejar de luchar, porque aprendí que la guerra mejor ganada, ha sido cuando unidos hemos combatido.
No quiero dejar de soñar, porque se que cada vez que cierro mis ojos, estás tú en aquellos sueños.
¿Pero sabes? Hoy eres una realidad, y hoy quiero decirles a todas esas personas que en algún momento de sus vidas se dejaron vencer por la adversidad, que la Fe mueve montañas y más aun cuando esta va acompañada del amor.
Durante estos últimos años he sentido el placer de amar, a pesar de los miles de obstáculos que Dios puso en mi camino, y le estoy agradecida por permitirme amarte y entregarte lo mejor de mí, y por dejarme acompañarte en todos aquellos momentos donde tu alma lo ha necesitado.
Tal vez, la distancia me impida poder acariciarte cada mañana, o que algo tan simple como dar tu mano y caminar juntos, se vuelva algo triste, pero esa distancia que para muchos es dolorosa, a mi me ha enseñado a amarte, a ver otras cosas que quizás estando juntos no lograría ver, tu mirada es mas intensa cuando nos volvemos a reencontrar, tus besos son mas cálidos, cuando nuestros labios vuelven a reír juntos, y hasta esos enojos de niño parecen ser los mas lindos y divertidos.
Mi amor, mi pequeño y gran amor, que mas me queda, que seguir luchando por amarnos.
Si Dios quiso que llegara a tu mundo de esta manera, así seré, y así lo aceptaré, y te amaré con la misma intensidad que si estuvieras cada día a mi lado.
Gracias por lo hermoso de esta historia, por recordarme que cada día que pasa, lo nuestro se hace más fuerte, por no pedir nada a cambio y aceptarme así tal cual soy.
Yo solo estaré junto a ti cuando lo necesites, y cuando no, estaré cerca, observando que siempre tu vida marche bien, pero se que quieres que amanezca cada mañana en tus brazos y así juntos poder comenzar un día mas.
No quiero y no dejaré de amarte… No porque tan solo no lo quiera, si no porque no puedo.
