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No podría decirte que deje de amarte, por que el amor no es una elección, ni una obligación; sino algo que va subiendo por el cuerpo, como las raíces de un árbol envolvente.
Es tu sonrisa. Es tu olor. Es tu calor. Es un golpe extraño en el estomago, hay dios mío, como te extraño; tu recuerdo me inunda, me asfixia, me ciega.
Ahora, mis pensamientos me dicen que debo resignarme, que debo acostumbrarme que tengo la obligación de olvidarte, de borrarte. Pero, como podría? Si solo veo tus ojos, solo escucho tu voz, tu risa, tu aliento, tu piel.
Llevo una vida aparentemente normal, pongo música, canto, sonrío, y digo que estoy bien. Pero ahora que tú ya no estas conmigo, todo le falta al alma, veo todo en blanco y negro, tú te robaste los colores.
Se que tu amistad me acompaña, se que deseas mi bien así como yo deseo tu bien; pero no puedo, lo intento todos los días, pero ya nada me entusiasma de verdad, nada me interesa verdaderamente. Me pierdo con la mirada... No escucho lo que me dicen, respondo en monosílabos, sin entender, con mi mente lejos, muy lejos.
Por eso quería decirte, aunque sea solo para mí, que aun te amo. Que el amor no se acaba, que el amor no se cansa, no se rinde. Y te amare cada día de mi existencia, cada momento de la eternidad...