Hay momentos en la vida
que te sientes solo
Sientes ganas de gritar
Hasta quedarte sin aire.
Sientes que un gusano
Te corre en el estómago
Sin un punto a donde llegar
Y sin saber de donde partió.
En ese instante no sabes
Que te ocurre, que es lo que te pasa
Pero sabes que ese gusano
Sí tiene un nombre: el de la tristeza.
La quieres buscar,
Pero no puedes.
La quieres atrapar,
Pero no te atreves.
En ese momento te das cuenta
Que una vez más
Se apodera de ti
Sin poder controlarla.
Cierras los ojos,
Aprietas los puños;
Y con el alma y el corazón encogidos
Sólo te atreves a decir:
“Tristeza que me haces tuya
tu no dejes de ser mía
mira bien que me destruyo
solo en ver que la alegría
se aleja de hacerme suya”.
que te sientes solo
Sientes ganas de gritar
Hasta quedarte sin aire.
Sientes que un gusano
Te corre en el estómago
Sin un punto a donde llegar
Y sin saber de donde partió.
En ese instante no sabes
Que te ocurre, que es lo que te pasa
Pero sabes que ese gusano
Sí tiene un nombre: el de la tristeza.
La quieres buscar,
Pero no puedes.
La quieres atrapar,
Pero no te atreves.
En ese momento te das cuenta
Que una vez más
Se apodera de ti
Sin poder controlarla.
Cierras los ojos,
Aprietas los puños;
Y con el alma y el corazón encogidos
Sólo te atreves a decir:
“Tristeza que me haces tuya
tu no dejes de ser mía
mira bien que me destruyo
solo en ver que la alegría
se aleja de hacerme suya”.