martes, 8 de enero de 2008

Fuiste...


Crecimos en dos lugares muy diferentes,
pero los caminos de la vida nos cruzaron,
me regalaste tu luz, tu brillo...
Después el destino quizás, por darle la culpa a alguien que no seas ni vos ni yo,
volvimos a separarnos, perdimos contacto...

Cada instante desde entonces fue agonía constante en mi latir...

Seguí sonriendo, llorando, haciendo todo en forma automática.
Hasta que una chispa de magia cayó en mi almohada y sentí que Dios me susurró al oído, que volverías junto a mí...

Desde entonces solo esperé, y llegaste al fin,
vivimos una historia que nadie creyó, fui tan feliz que no entiendo hoy que pasó, siempre fuiste mi sol, yo quizás la luna que necesitó de tu luz para existir, pero en este momento hay un eclipse que me deja sin aliento, volvimos a separarnos.

¿Cómo fue posible que este sentimiento haya dejado de vibrar en tu ser?

Me quedo con la dulce sensación de haberte tenido, de haberte amado tanto...

Y trataré de hacer a un lado el oscuro sello que cierra esta historia por haberte perdido, por no haber, (antes que ella)... a tu vida llegado.